lunes, 18 de julio de 2011

Wikileaks. Estado de espionaje.


La existencia de Wikileaks se convierte en un problema múltiple para la sociedad moderna. Por un lado pone en entredicho en lo cotidiano la imparcialidad de los medios masivos de comunicación, que durante las distintas guerras en el medio oriente han mostrado gran parcialidad y ausencia de pensamiento crítico hacia el accionar del gobierno de los Estados Unidos.

Otra faceta importante es que desdice a diario la supuesta transparencia de los gobiernos occidentales, principalmente el de Estados Unidos. Siendo dicha transparencia uno de los principios ---Otros llamarían mitos--- fundacionales de la democracia.

Wikileaks ha mostrado lo que siempre ha querido ocultar el gobierno: una ilegalidad rampante en la diplomacia y política internacional de los Estados Unidos. Los intentos de espionaje hacia el Secretario General de las Naciones Unidas y hacia los mandatarios latinoamericanos lo hacen evidente.

Un añadido de esta linterna que ilumina los oscuros sótanos del departamento de Estado Norteamericano es que muestra a sus integrantes como una fábrica incesante de rumores. Un facebook oficial que da cuenta de pormenores intrascendentes de los anfitriones de los embajadores y una máquina de desinformación constante.

EL video de "colateral murder" en donde se muestra el asesinato indiscriminado de civiles por fuerzas norteamericanas filtrado por Wikileaks, da cuenta de un gobierno que depende cada vez más de la indiferencia o de la callada hostilidad de su población para proseguir su política internacional.

En este ambiente, hablar de consensos o de plebiscitos o de consultas o de sondeos, resulta inutil. Wikileaks obliga, en el largo plazo, pero con señas visibles ya, a un cambio radical en la política norteamericana o a su abierta instauración de un Estado policiaco. Tendencia ya visible pero que estará expuesta cada día a mayor oposición de su ciudadanía

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