sábado, 24 de septiembre de 2011

JAVIER SICILIA Y EL EZLN

En enero del 2011 el subcomandante insurgente Marcos comenzaba un largo intercambio epistolar con Don Luis Villoro:

Y ahora nuestra realidad nacional es invadida por la guerra. Una guerra que no sólo ya no es lejana para quienes acostumbraban verla en geografías o calendarios distantes. Y no menciono a Chiapas y la guerra contra las comunidades indígenas zapatistas, porque ya se sabe que no están de moda.

La irrupción de la guerra en la vida cotidiana del México viene, como todas las guerras de conquista, desde arriba, desde el Poder. Esta guerra está destruyendo el último reducto que le queda a una Nación: el tejido social.

¿Qué mejor guerra para los Estados Unidos que una que le otorgue ganancias, territorio y control político y militar sin las incómodas “body bags” y los lisiados de guerra que le llegaron, antes, de Vietnam y ahora de Irak y Afganistán?

El fracaso de la guerra federal contra la “delincuencia organizada”, la joya de la corona del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, no es un destino a lamentar para el Poder en USA: es la meta a conseguir.

Por más que se esfuercen los medios masivos de comunicación en presentar como rotundas victorias de la legalidad, las escaramuzas que todos los días se dan en el territorio nacional, no logran convencer. Frente al fracaso innegable de su política guerrerista, ¿Felipe Calderón Hinojosa va a cambiar de estrategia?”

En abril del 2001 Marcos le escribía a Javier Sicilia.

Hermano y compañero: Reciba los saludos de los hombres, mujeres, niños y ancianos indígenas del EZLN. Las compañeras y compañeros bases de apoyo zapatistas me encargan que le diga lo siguiente:

En estos momentos especialmente dolorosos para nuestro país, nos sentimos convocados por el clamor que se sintetiza en sus valientes palabras, provocadas por el dolor del vil asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega, Luis Antonio Romero Jaime, Julio César Romero Jaime y Gabriel Alejo Escalera, y en el llamado que hace para la Marcha Nacional por la Justicia y contra la Impunidad, que saldrá el 5 de mayo del 2011 de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, y llegará al Zócalo de la Ciudad de México el día domingo 8 de mayo de este año.”

El EZLN interrumpió su silencio y se manifiestó:

“La campaña militar psicótica de Felipe Calderón Hinojosa, quien ha convertido la lucha contra el crimen en un argumento totalitario para, premeditadamente, generalizar el miedo en todo el país, se enfrenta ahora a las voces dignas y organizadas de familiares de víctimas de esa guerra.

Estas voces que surgen de diferentes rincones de nuestro país nos convocan a movilizarnos y manifestarnos para detener la locura organizada y desorganizada que está cobrando vidas inocentes, que son nuevamente asesinadas al ser calificadas, por la simpleza gubernamental, como sicarios o víctimas colaterales.”

En abril del 2011 Marcos escribe a Juan Villoro:

Cuando inicio estas líneas, el dolor y la rabia de Javier Sicilia (lejano a la distancia pero cercano en ideales desde antaño) se hacen eco que reverbera en nuestras montañas. Es de esperar y de esperanza que su legendaria tenacidad, así como ahora convoca nuestra palabra y acción, alcance a agrupar las rabias y dolores que se multiplican en suelos mexicanos.

La tragedia colectiva de una guerra insensata, concretada en la tragedia particular que lo hirió, ha colocado a Don Javier en una situación difícil y delicada. Muchos son los dolores que esperan encontrar eco y volumen en sus reclamos de justicia, y no son pocas las inquietudes que esperan que su voz acuerpe, que no dirija, las ignoradas voces de indignación.

Ignoro, al momento de escribirle estas palabras, los pasos que sigue ese dolor que convoca. Pero su reclamo de justicia, y todos los que en él se sintetizan, merecen nuestro respeto y apoyo, aún con nuestro pequeño ser y nuestras grandes limitaciones.

En el ir y venir de las noticias sobre ese suceso, se recuerda que Don Javier Sicilia es poeta. Tal vez por eso su persistente dignidad.”

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