En vez de entrar en desánimo por los
resultados electorales es necesario celebrar los avances reales que arrojan los
números para la izquierda. Examinar que fue lo que se hizo bien para hacer
método de los aciertos y erradicar las novatadas.
La tradicional fragmentación de la
izquierda con sus tribus y enconos tuvo su antídoto en las organizaciones que
aparecen como una propiedad emergente de las comunicaciones en red. Sin embargo
los planteamientos de la izquierda no tuvieron resonancia en el norte del país.
Reconocer que la fragmentación de
las izquierdas también es una fragmentación de los proyectos de país a nivel
nacional es una urgencia. Ningún candidato podría (aunque tuviese conciencia de
ello) sacar a relucir la precariedad histórica del discurso triunfante.
Ciertamente triunfó el "Pasado" en las urnas, pero el futuro les
pertenece sólo como pesadilla.
La maquinaria corporativa de los
grandes consorcios nacionales e internacionales sabe bien a donde va. Su rumbo
es hacia un Estado policiaco. Las redes tendrán que confrontar que su presencia
y crecimiento serán consideradas subversivas en un lapso de tiempo marcado por
este sexenio.
La batalla electoral del primero de
julio del 2012 es gozne entre las ilusiones-alucinaciones de la "transición
democrática" estipulada por los tratados de libre comercio de América del
Norte... y un presente de deterioro continuo de las garantías individuales. Un
paraíso corporativo en donde las personas morales son ciudadanas con plenos
privilegios y las personas físicas son esclavos sin acceso a la justicia.
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