miércoles, 11 de mayo de 2011

Acceso al Agua en Guadalajara

Desde el año de 1542 y sobre todo a partir de la crisis de los años 50’s en el siglo XX, se ha creado el mito de que la ciudad de Guadalajara es deficitaria en su disponibilidad de agua potable, al grado de que pudiera quedarse virtualmente seca y sin posibilidades de saciar la sed de sus habitantes.

Esta idea anticipa toda posibilidad de discusión sobre una gestión eficiente del recurso agua y definitivamente distorsiona las consideraciones del problema y sus posibles soluciones hacia la construcción de un cierto tipo de obra pública que se argumenta como necesaria.

Por otra parte, el estilo de desarrollo urbano ha acelerado el fenómeno de un crecimiento desorbitado que empuja hacia la necesidad de dedicar mayores recursos financieros y justificar que se tengan que hacer obras públicas de mayor envergadura en el afán de proveer más agua para una población en crecimiento constante. De esa manera, el método privilegiado por los operadores y funcionarios, se centra en identificar mayores caudales de agua no importa donde se localicen éstos o cuanto cueste transportarlos para llevarlos a los asentamientos ya establecidos y a los que se planean establecer a mediano y largo plazo.

Esta tendencia ha prevalecido por más de cinco siglos, y de esa forma uno a uno, sucesivos proyectos para abastecer a la ciudad de Guadalajara han corroborado la rapidez con que se agotan los manantiales y otros acuíferos, así como las crecientes dificultades para acceder a nuevas fuentes y los enormes costos que se requieren para construir nuevas obras que sirvan para satisfacer la insaciable sed de más y más habitantes que viven en Guadalajara y sus alrededores.

También ha resultado inapropiado calcular las necesidades de agua a partir de una mayor oferta para una población creciente, en vez de pensar en saber usar mejor toda el agua que se tiene y atender a las demandas que la población de forma razonada plantea.

Como sociedad debemos plantearnos encontrar mejores formas de conservar y usar mejor toda el agua que realmente tenemos y explorar las diversas formas en las que estamos dilapidando el recurso. Como gobierno antes de pensar en grandes obras se debiera revisar a profundidad las deficiencias de gestión y la corrupción que ha habido, resolver el endémico problema de las fugas en las redes de distribución y en las tuberías domésticas que están bajo responsabilidad de los organismos operadores y empujar dicha revisión hacia diversos sectores de la sociedad que hacen un uso sumamente dispendioso del agua.



Extracto del documento: “NUEVOS CALCULOS DE LA CANTIDAD Y CALIDAD DEL AGUA QUE SE NECESITA Y UNA APUESTA POR LA MAYOR PARTICIPACIÓN CIUDADANA, LAS CLAVES DE LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA DEL AGUA EN LA ZONA CONURBADA DE GUADALAJARA” de Óscar Humberto Castro y Gabriel Torres Gonzáles

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