miércoles, 1 de junio de 2011

La Barcelona modernista se cae a pedazos...

Estuvimos en el brutal desalojo (perdón “limpieza”) del viernes pasado. Es la primera vez que veo una cobertura sensata de los medios de comunicación y tanta indignación civil compartida, tanto durante como después del acto represivo. Les dejo algunas fotos de ese día.
La primera semana de las acampadas las discusiones eran flojas, eternas (hasta las 5 de la madrugada) y débiles, pero poco a poco los argumentos fueron vistiéndose de múltiples agudezas. En la plaza de Catalunya, se pone la piel de gallina al ver la base política con la que se están formando centenas de jóvenes, quienes con alta voz en mano reflexionan y dialogan colectivamente sobre cómo cambiar, reformar o destruir a la matrix económica y política que nos controla y regula cotidianamente. Todo se discute, todo entra, todo se vota, todo se destruye, construye y teje inter-generacionalmente (desde abajo)… hay mesas hasta de discapacitados, incluso hubo una propuesta asamblearia para armar una comisión que vaya a las cárceles para captar las demandas y violaciones de las presas y los presos . A la plaza llegan cada día abuelos y abuelas que depositan sus utopías y recuerdos en este movimiento, además traen comida. El día del desalojo (o “limpieza”) llegaron muchos padres y madres que de frente a los mozos de escuadra, les gritaban con el corazón a su hijo, cercado por policías, "no estás solo". Hay un ambiente en el que se respira rabia con utopía y alegría. También me da miedo que esto acabe en una frustración generalizada si no se consigue un cambio o se da cabida a las miles de voces que dialogan y razonan al caer la tarde. Me gusta ver que la asamblea general y los trabajos de las comisiones son guiadas en su mayoría por mujeres. Actualmente, las cacerolas y reflexiones comienzan a descentralizarse de la plaza, el ruido, la rabia y la indignación se traslada a cada barrio de la ciudad (y a cada pueblo de Catalunya) para soñar junto con los vecinos.
La Barcelona modernista se cae a pedazos…
Rocío Moreno Badajoz.

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