Era un miércoles 22 de abril de 1992, los vecinos de
uno de los barrios más antiguos de la ciudad de Guadalajara, el barrio de
Analco, salían inquietos de sus casas, buscando ese olor tan penetrante que
manaba de los drenajes.
Olía intensamente a solventes. Las personas mayores,
angustiadas, asociaban este olor con los accidentes ocurridos en el 83, cuando
explotó el drenaje de la calle Sierra Morena
y otro accidente que se dio por una nube tóxica sobre la Avenida
Revolución ese mismo año. Alarmados, los vecinos avisaron a las autoridades.
Êstas les respondían:
No
hay porqué alarmarse, todo está bajo control mantengan la calma, no va a pasar
nada, es una contingencia.
La primera explosión, en el cruce de la calzada
independencia y la calle Aldama, formó un hoyo en el cual cayó un autobús. Los
pasajeros fueron las primeras víctimas del día. Las explosiones se sucedieron
con rumbo a la planta de PEMEX La Nogalera, a lo largo y ancho de la calle de
Gante en el Sector Reforma.
Esta serie de explosiones del colector de aguas de
desechos, destruyó de la faz del territorio tapatío 12 kilómetros y medio que
contenían 98 cuadras de las colonias Barragán y Hernández, Las Conchas, Del
Periodista, Quinta Velarde, Angel Guzmán, García Cuadra y Atlas.
Estos fueron: 800 viviendas derrumbadas, 400 pequeños
comercios y 40 microindustrias, 1470 heridos, más de 200 muertos, 69
desaparecidos haciendo un total de 3568 familias afectadas.
Los ingredientes que cocinaron esta tragedia fueron
las circunstancias de vulnerabilidad al desastre de estas colonias de bajos
recursos, que además ya habían sido invadidas por las industrias desde los años
70`s y convivían de manera cotidiana con instalaciones peligrosas, así como la
negligencia de las autoridades para tomar medidas preventivas
Empleados y funcionarios de la paraestatal PEMEX al
mando de Manuel Silva y con la anuencia del director general Francisco Rojas,
desde antes colocaron en las cloacas de la zona, bentonita, que es una arcilla muy absorbente que se utiliza para
aminorar las ondas expansivas de una explosión.
Ellos ya lo sabían.
El 25 de abril Maria Gpe Fernandez Romero y Fco
Fernandez Aviña, peritos de la PGJEJ cotejaron los reportes de la refinería
Salamanca. Entre el primero de abril y el día 23 encontraron que 19 mil
barriles equivalentes a 3 millones de litros de gasolina no llegaron a la
Nogalera, e impregnaron el subsuelo y los drenajes.
La desgracia de las personas que perdieron sus casas,
sus familiares y su vida como la conocían no terminaba ahí. Inició el
movimiento de apoyo que surgió de la sociedad civil, aportando acciones y
elementos a la memoria histórica de Guadalajara, para que no se olvide y tratar
de evitar que se repita.
Las instituciones de salud no se daban abasto con la
atención a los heridos. Familiares, vecinos, policías, bomberos y voluntarios
quitaban escombro, conseguían medicina y el gobierno de Salinas, de Cosío Vidaurri
y Dau Flores, sólo evidenciaban la corrupción, la pantalla hueca de programas
creados como el Sistema Estatal de Protección Civil que nunca hizo acto de
presencia porque ni siquiera existía realmente, en su lugar, el Programa
Nacional de Solidaridad (PRONASOL) creado en 1990 tomó el control de la situación.
A la Procuraduría General de la República se le asignó la investigación para
“clarificar las causas y los culpables de las explosiones”.
Salinas de Gortari optó por encubrir a PEMEX y a su
director Francisco Rojas. Del otro lado, el gobernador priista Guillermo Cosío
fue destituido y se encarceló al alcalde Enrique Dau Flores.
Dau Flores salió de prisión y se le nombró director
general de la Comisión Estatal de Agua y
Saneamiento de Jalisco desde donde impulsó la construcción de la fallida Presa
de Arcediano.
A 20 años de la tragedia, PEMEX aún no indemniza debidamente
a los damnificados de las explosiones ocurridas. El gobierno ni siquiera ha
garantizado atención médica de calidad a los discapacitados por el siniestro,
mucho menos una pensión digna. Los afectados siguen escuchando lo mismo desde
que ocurrió la tragedia: puras promesas…..
Fuentes: Notas publicadas en el periódico La Jornada
y “Lecciones de un desastre” de Jesús Manuel Macias aparecido en la revista de
la Red de Estudios en prevención de desastres en América Latina.
Texto del programa radiofónico “ Territorios “ de
Radio Universidad de Guadalajara.
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